"Dice el Cantar de los Cantares que 'el amor es fuerte como la muerte'. Algunos sentimentales querrían que el versículo afirmara que el amor es más fuerte que la muerte. Sueñan con una abolición de ésta en aquél.
Es una finta. El amor, en tanto que potencia vivificante, tiene una potencia mortal, limitada. No abole la ley de la muerte física. La realiza.
Nos pide morir por el otro, ordena la desmesura del sacrificio. Morir por amor, por la justicia y la misericordia, es signo de la suprema vitalidad, sin la cual ya estaríamos muertos en el alma."
("Cuando se pregunta a una pareja cómo han hecho para permanecer juntos 65 años, la mujer responde: 'Nacimos en una época en la que, cuando una cosa se rompe se repara, no se tira."
(...) "Ese futuro de la muerte en el presente del amor es probablemente uno de los secretos originales de la temporalidad..." (E. Lévinas) ...Isidore Duru no leyó a Lévinas... Pero en sus últimas horas experimentó eso: habría perdido menos su tiempo si lo hubiera dado más. Pero, ahora, era demasiado tarde. Entonces llamó a sus hijos en torno a su lecho, a los vivos, para que lo escucharan; a los muertos, para que le ayudaran a hablar. Les pidió perdón. Les confió que también su vida estaba abortada. Que él no era más que un chiquillo, un feto, un embrión de hombre. Porque un hombre de verdad, ahora se daba cuenta, es un santo. Pero que él se iba, esperaba, hacia el Padre de las misericordias. Luego llamó a la enfermera para que viniera a vaciar el orinal."
(Fabrice HADJADJ:
Tenga usted éxito en su muerte. Págs. 87-88)
La muerte de Don Quijote. Doré.
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