Días antes de morir, Albert Camus confesaba:
"He conseguido hacer mucho dinero porque de alguna forma he sido capaz de articular la desilusión del hombre por el hombre. He tocado algo en el interior de mucha gente, porque identifican en mis obras la angustia y la desesperación. Me dirigí al sinsentido y a la incertidumbre, principios básicos en los que no estoy seguro de creer aún. Esto, más que ninguna otra cosa, es lo que me consterna, esta es la raíz de mi desesperanza.
(...) Pero frente a la desesperación, he encontrado motivos para tener esperanza. Por encima de todo, valoro la vida. (...) Me encuentro en algo así como un peregrinaje; buscando algo que llene el vacío que siento y que nadie más conoce.
El público y los lectores de mis novelas, aunque ven ese vacío, no encuentran las respuestas en lo que están leyendo. Estoy buscando algo que el mundo no me está dando. Me siento totalmente identificado con Nicodemo, porque no comprendo eso que Jesús le dijo de que tenía que volver a nacer. Pero eso es lo que yo quiero, es a lo que yo quiero comprometer mi vida. ¡Voy a seguir luchando por alcanzar la fe!".
(H. MUMMA: El existencialista hastiado. Conversaciones con Albert Camus. José Ángel Agejas, ed. Madrid, 2005)
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