domingo, 30 de junio de 2024

REPENSANDO LA EDUCACIÓN (109)

EDUCACIÓN ADAPTADA A CHICOS Y CHICAS


Veníamos hablando del fracaso escolar de los chicos (varones). Yendo a las causas, hay expertos que apuntan que muchos niños y adolescentes no son bien atendidos educativamente según su índole masculina. Mujeres y varones son iguales en naturaleza y dignidad, sin duda, pero presentan diferencias importantes que tienen que ver con su morfología y su fisiología constitutivas, y ello ha de tenerse muy en cuenta en su educación. 

La neurología muestra que el dimorfismo sexual afecta al sistema nervioso central, determinando diferencias estructurales y funcionales entre el cerebro masculino y el femenino. El masculino está más lateralizado y en el femenino se da una mayor conectividad entre los dos hemisferios. Y así, el comportamiento y la atención del varón están más focalizados, mientras que en la mujer es más fácil simultanear tareas y pensamientos. 

Es un hecho verificado que los hombres escuchan, comprenden y hablan de forma diferente a las mujeres. El hombre guarda sus emociones en el hemisferio derecho, mientras que el poder de expresar los sentimientos verbales reside en el izquierdo; halla así más dificultad para conectar los sentimientos con las palabras, y por ello su expresividad emocional es más limitada. 

Existe mayor predisposición en la mujer para las habilidades lingüísticas y verbales. El ritmo cognitivo del varón en los ámbitos lingüísticos es más lento, mientras que suele desenvolverse mejor en los ámbitos espaciales. El hombre muestra una mayor tendencia al comportamiento agresivo físico y la mujer tiende más hacia la agresividad verbal. 

La mujer es mucho más hábil para descodificar la comunicación no verbal y captar los detalles sutiles del tono de voz o de las expresiones faciales al interpretar el estado emocional de las personas e incluso su carácter.

Problemas como la hiperactividad y el déficit de atención, entre otros, suelen darse con mucha más frecuencia en los niños. A los chicos, les cuesta más “ser formales”, estar sobre sí mismos de manera continuada. Precisan más ejercicio, competición, desafíos… Se dispersan más y se aburren antes si no están activos y en movimiento.

La maduración y el desarrollo neuronal e inmunológico del varón se producen más tarde que los de la mujer, y aunque en un momento dado se puede producir mayor fortaleza física en el varón, su vitalidad es más precaria y menos adaptable, como lo muestra la esperanza media de vida, superior siempre en la mujer.

El desarrollo físico y psicológico es más precoz en las chicas; durante la adolescencia pueden aventajar a los chicos hasta en dos años. Además del aspecto corporal, suelen mostrarse más aplicadas, responsables, cuidadosas, perseverantes y, en fin, más maduras. Los chicos, por su parte, mantienen una apariencia más infantil y suelen sentirse minusvalorados por las compañeras de su edad. Esta baja autoestima puede contribuir a un comportamiento más problemático en esta edad.

Es claro que unas y otros organizan las percepciones y el pensamiento de manera diferente, lo cual no es malo ni bueno. Al contrario, puede ser enriquecedor si se produce una adecuada atención educativa. Además, se pueden desarrollar talentos más propios del otro sexo mediante el esfuerzo, la voluntad y la educación. Naturaleza y cultura van de la mano. Ayuda especialmente a ello contar con figuras -padre/madre; profesor/profesora…- que les sirvan de referencia diferenciada y que les ayuden en esta tarea, teniendo en cuenta y respetando su peculiaridad. 

  (Publicado en el semanario La Verdad el 28 de junio de 2024)

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