lunes, 19 de octubre de 2020





LA DEMOCRACIA, según TOCQUEVILLE

“…Se cumple la profecía avizorada por Tocqueville, que vislumbró la ominosa servidumbre que amenazaba a los pueblos democráticos: «Por encima de ellos se eleva un poder inmenso y tutelar, que se encarga él solo de asegurar sus goces y velar por su suerte. Es absoluto, detallado, regular, previsor y dulce. Se parecería a la potestad paterna si, como ésta, tuviera por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero no pretende, en realidad, sino fijarlos irrevocablemente en la infancia. Quiere que los ciudadanos disfruten con tal de que no piensen sino en disfrutar. Trabaja de buen grado para su bienestar, pero anhela ser el único agente y el solo árbitro. Provee a su seguridad, asegura sus necesidades, facilita sus placeres, conduce sus principales negocios, dirige su industria, regula sus sucesiones, divide sus herencias. ¡Por qué no podría quitarles, por ejemplo, el trastorno de pensar y el esfuerzo de vivir!».

    Y llegó el coronavirus, para que esta distopía democrática se completase, quitándonos el trastorno de pensar y el esfuerzo de vivir.”

JUAN MANUEL DE PRADA: “La distopía democrática”, 

en ABC, 23/08/2020.

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