jueves, 27 de octubre de 2011

Amigo Vujicic, grandes verdades

¿Recordáis El circo de la Mariposa? Aquí va un vídeo con el protagonista. Nunca viene mal volver a lo esencial.
Él da en el clavo. 


Que lo disfrutéis, amigos míos.


Entrad aquí:http://www.youtube.com/embed/FDA41c6SGb0

martes, 4 de octubre de 2011

Persona masculina, persona femenina


La persona humana es coesencialmente alma y cuerpo, formando ambas dimensiones una unidad sustancial, un solo ser.
El cuerpo humano es constitutivo de la persona y es su  expresión. El cuerpo manifiesta además una modalización decisiva: es masculino o femenino, ya desde su configuración cromosómica y genética. Pero al mismo tiempo sirve de cauce expresivo,  pasando  por  el dimorfismo morfológico y fisiológico correlativo en el varón y en la mujer-, y así uno y otra se expresan como tales a través de su corporalidad distintiva. La corporalidad sexuada modula también el modo de sentir, querer y pensar. La persona entera es masculina o femenina.
Esta dualidad en el modo de ser persona mostrada por el cuerpo de hombre o de mujer se ve ahondada significativamente en la generación sexual, basada en la diferenciación corporal –anatómica y fisiológica- masculina y femenina.
            Ciertas cualidades decisivas en toda persona madura parecen más peculiares del modo de ser persona masculino y otras del modo de ser persona femenino. Hay, por ejemplo, un modo masculino de ejercer la ternura, distinto en la mujer; del mismo modo que hay un modo femenino de ejercer la firmeza, distinto en el varón. Que exista una cierta inclinación hacia determinadas disposiciones no significa exclusividad en su adquisición y ejercicio. El modo de ser masculino parece más capaz de aportar una tendencia a la exactitud y la racionalización, la técnica, el dominio sobre las cosas, la capacidad de proyectos a largo plazo. El modo femenino de ser persona muestra una mayor espontaneidad para el conocimiento de las personas, la delicadeza y el matiz en el trato, la capacidad de atender a lo concreto, la generosidad, la intuición en el raciocinio, la tenacidad...
Ello no supone un “reparto” de cualidades, y menos aún una distinción de rango o dignidad, sino una predisposición natural a la complementariedad, al respeto y a la ayuda mutua.  No es que existan cualidades masculinas y femeninas, sino un diferente modo de cultivarlas y de mostrarlas, masculino y femenino,  que  induce a la colaboración entre las personas de uno y otro sexo.
La dualidad varón-mujer afecta, así pues, a la persona entera: cuerpo, afectividad, racionalidad, conducta; y por lo tanto también a la cultura y a la vida social, reflejo y objetivación en buena medida de la subjetividad personal.
La persona humana es varón o mujer, en referencia recíproca y complementariedad radical. La persona en cuanto varón es para la mujer, y en cuanto mujer es para el varón. Ser en el cuerpo varón o mujer significa que la persona humana se ofrece en reciprocidad mediante una forma de vida en complementariedad, en convivencia íntima, mediada por la mutua referencia corporal sexuada, pero basada en la libre donación mutua y  en la comunión de las personas.
       Intentar vivir sin contar con nuestra dimensión físico-biológica es intentar romper la unidad constitutiva del ser humano. La ruptura con lo biológico no libera de ataduras, antes bien conduce a lo patológico.



Amor y sexualidad humana

            Venimos diciendo que la persona entera es afectada por su naturaleza sexuada de mujer o de varón.  La vida humana, por otra parte, y de forma radical, es una realidad unitaria, porque es radicalmente la vida de un sujeto individual, que luego se enriquece operativamente por medio de sus relaciones cuando éstas son equilibradas, sinérgicas, creativas. Pero como en la naturaleza humana existen dimensiones y elementos distintos, es preciso configurar la propia vida y la personalidad mediante una adecuada integración. Como en otros aspectos de la realidad, la integración y unidad de lo diverso es lo que llamamos orden o jerarquía.

Y lo mismo que ocurre con el resto de las dimensiones y estratos de la personalidad humana, la integración de todas las dimensiones de la sexualidad no es fácil. Es una jerarquía en la que las partes se complementan y ayudan mutuamente aportando lo que es propio de cada una para dar lugar a lo que es propio de la persona: la unidad de vida para la propia donación en el amor.

La unidad y el equilibrio personal implican una ordenación, una jerarquía efectiva, de todas las dimensiones de la sexualidad humana: la biológica, la afectiva y la personal.

La subordinación (en este caso de la dimensión biológica y la afectiva a la dimensión personal) no destruye el dinamismo de los elementos o dimensiones inferiores, sino que los eleva al darles un sentido que supera las posibilidades que tienen por separado: como la piedra que se convierte en cimiento, el espacio que se convierte en hogar, el esfuerzo que se convierte en trabajo, la caricia que se convierte en símbolo de cercanía y compenetración entre dos personas. La subordinación de todas las dimensiones de la naturaleza humana a la dimensión estrictamente personal tiene lugar de forma culminar en el amor de oblación. El amor hecho donación de sí mismo da sentido profundamente humano al diálogo sexual.

DIMENSIÓN BIOLÓGICA
a)  Dimorfismo sexual, ligado a la función reproductiva: complementariedad
b)  En la especie humana no existe dependencia total de los individuos con respecto a las pautas de la especie, pero sí una tendencia sensible básica
c)   Es cauce y expresión de la individualidad y de la intimidad personal
d)   Su satisfacción es el goce o deleite (bienestar o placer fisiológico)
 DIMENSIÓN AFECTIVA
a)   Engloba emociones, sentimientos, necesidades, estados de ánimo, impulsos
b)    A través de la afectividad se expresan y captan necesidades, actitudes y deseos, y también aspectos interiores de las personas
c)    Enamoramiento: estado de ánimo o sentimiento generalizado de ilusión, de necesidad emocional y de valoración optimista de la persona amada
d)    Su satisfacción constituye el gozo o alegría (bienestar o placer emocional)
DIMENSIÓN PERSONAL
a) Encuentro interpersonal, comunicación: ámbito de intimidad compartida
b)  Amor personal (conyugal): donación mutua
c)    Procreación: La donación mutua y la comunión personal se convierten en potencial ámbito de acogida a un nuevo ser personal
d)   Su satisfacción es la felicidad compartida (bienestar o placer espiritual de la comunión amorosa, gozo)
e) Toda la dinámica fisiológica y afectiva se hace cauce para el don recíproco de las personas

Una vida afectivo-sexual madura consiste fundamentalmente en vivir armónica y profundamente toda la potencialidad del amor conyugal, como donación mutua, en beneficio común y en apertura a la vida.

Ambas personas, hombre y mujer, se entregan recíprocamente para compartir lo que son y lo que tienen, y para abrirse al don que reciben gratuitamente como coronación de su donación mutua, convertida en comunidad de vida.

Pero como nadie puede dar lo que no tiene, se precisa como condición previa el dominio de uno mismo. Y éste dominio sólo es verdadero cuando se confirma libremente en el obrar mediante un compromiso acorde con la naturaleza constitutiva de un ser que es persona. Sí, hablamos de lo que los clásicos llamaban virtud. La ética no es en el fondo sino el arte de vivir orientándose hacia el bien.


En la vida sexual, muy a menudo, no se tiene en cuenta el aspecto moral, lo cual hace que la sexualidad corra el peligro de despersonalizarse, y en lugar de convertirse en un modo de enriquecimiento humano, queda reducido a un factor de cosificación, de manipulación y de tristeza. A.J.