jueves, 14 de octubre de 2021

El hombre moderno

 

         


    "El hombre moderno, el hombre en cuanto moderno, hace su primera y soberbia aparición el año 1482, en la Oratio de hominis dignitate de Pico de la Mirándola… 

 

El supremo artesano… tomó al hombre “hechura de una forma indefinida y, colocado en medio del mundo, le habló de esta manera: ‘No te dimos ningún puesto fijo, ni una faz propia, ni un oficio peculiar, ¡oh Adán!, para que el puesto, a imagen y los empleos que deseas para ti, ésos los tengas y poseas de tu propia decisión y elección… Ni celeste, ni terrestre te hicimos, ni mortal ni inmortal, para que tú mismo, como modelador y escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra, te forjes la forma que prefieras para ti. Podrás degenerar a lo inferior, con los brutos; podrás realzarte a la par de las cosas divinas, por tu misma decisión’.”

 

Este relato de los orígenes, verdadera Biblia de la Edad Moderna, otorga una forma religiosa a la desactivación del texto sagrado y la apariencia de la heteronomía (de una decisión venida de lo alto) a la definición del hombre como ser enteramente autónomo. El Autor de las cosas constituyó a Adán como autor. Lo que se le revela no es la ley que le funda, sino que él mismo es fuente de sus leyes. Esta criatura presenta esta diferencia respecto a todas las demás: que ella misma se crea, que se modela a sí misma y que ninguna autoridad, ninguna trascendencia, ninguna instancia superior le prohíbe lanzarse a la conquista de los atributos divinos de la omnisciencia y de la omnipotencia. La ruptura con la tradición cristiana y con la sabiduría de los Antiguos se camufla tomando aires de continuidad: Pico de la Mirándola pone en boca de Dios una esplendida declaración de independencia humana.

 

La dignidad del hombre ya no está relacionada con la posición que se le habría asignado, de una vez por todas, en el edificio cósmico. Al contrario, lo que constituye su dignidad es que, para él y en él, nada es de una vez por todas. Queda abolido lo definitivo. El hombre no es un ser cuyo obrar procede del ser, sino un ser cuyo ser procede de su obrar. Hablando con propiedad no es nada…

 

Ahora bien, ¿dónde reside la verdad si ya no hay naturaleza para circunscribirla ni escritos canónicos para enunciarla? Ciento cincuenta años después de Pico de la Mirándola, Francis Bacon da la respuesta en su Novum Organum: la verdad es hija del Tiempo y no de la Autoridad. Puesto que la dignidad del hombre ya no consiste en la realización cabal de su naturaleza, sino en sus posibilidades infinitas, le incumbe ir siempre adelante y superarse. Bajo el impacto de los primeros éxitos del pensamiento científico, el ser pierde su preeminencia ontológica en beneficio del devenir, y la humanidad bascula hacia la Historia. (…) Y ‘¿Qué es la Historia?’, pregunta un personaje del Doctor Zhivago. Y esta es su respuesta: ‘Es la puesta en marcha de los trabajos destinados a elucidar progresivamente el misterio de la muerte y a vencerla un día’."

 

Alain Finkielkraut. Nosotros, los modernos. 

Encuentro, Madrid, 2006, págs. 25-26.