sábado, 15 de junio de 2024

REPENSANDO LA EDUCACIÓN (107)

EDUCACIÓN SIN ENFRENTAMIENTOS ANTE EL ENEMIGO COMÚN



 

El informe PISA 2022 evidencia entre otras cosas una notable diferencia entre los centros públicos y los privados.

 

PISA 2022 - Rendimiento en las materias por titularidad del centro educativo

 

MATEMÁTICAS

LECTURA

CIENCIAS

 

Público

Privado

Público

Privado

Público

Privado

ESPAÑA

462

497

464

496

474

502

NAVARRA

482

511

463

504

477

510

 

El argumento más empleado por las Administraciones educativas y por algunos sectores para justificar la diferencia es la presencia del alumnado inmigrante. Como es sabido, no se puede culpar a los inmigrantes del aumento de la inseguridad ciudadana…, pero por lo visto sí se les puede culpar de los pobres resultados del sistema educativo. 

Lo cierto es que en las comunidades españolas con tasas de inmigración más bajas como Asturias o Extremadura, con la mitad o la tercera parte de población inmigrante que otras, se observa la misma tendencia. Y si retrocedemos a PISA 2000 y 2003, cuando había mucha menos inmigración, los resultados de los centros de iniciativa social eran igual de superiores que ahora frente a los de iniciativa estatal.

Una cuestión en la que se hace manifiesta la ideologización de la política educativa -lo mismo ocurre con otros ámbitos- es el eslogan o idea-fuerza de que es preciso impulsar “la pública” en detrimento de “la privada”, como si la justicia social fuera patrimonio exclusivo del Estado. 

Sin embargo, lo que pide un elemental sentido de la justicia sería impulsar toda educación, tanto de iniciativa estatal como social, no enfrentando a unos contra otros, sino luchando conjuntamente contra el verdadero enemigo: la ignorancia y la barbarie o “mala educación”. Lo que ha de lograrse es una educación de calidad para todos, sin exclusiones y despolitizada. Sería nefasto que la educación de calidad se limitara a los “colegios de pago” y que los centros públicos fueran el aluvión del alumnado procedente de ámbitos socioculturales deprimidos o problemáticos. La “buena educación” ha de ser patrimonio tanto de los centros de iniciativa estatal como de los de iniciativa social, nunca de unos a costa de los otros. 

Esto implica que cualquier familia pueda acceder a una educación de calidad en el marco de la libre elección del tipo y modelo de educación que desea para sus hijos. La mayor injusticia es que sólo puedan acceder a una buena educación los alumnos procedentes de segmentos sociales económicamente privilegiados y que la calidad de la enseñanza no fuera inherente a los centros estatales. Antes bien, lo justo y conveniente es que los alumnos que muestren mérito y capacidad para desarrollar su educación, desde los grados más básicos hasta los más elevados, no encuentren dificultades económicas, territoriales, culturales o ideológicas que se lo impidan.

La solución no es devastar la enseñanza privada o de iniciativa social (ni a la inversa), sino promover por igual la mayor calidad en todos los centros, facilitando el libre acceso a todos ellos sin distinción, y sosteniendo económicamente, de manera equitativa, aquellos que cumplen con sus objetivos. Esto no impide respaldar de manera especial a aquellos -tanto públicos como privados- que atienden a alumnos con especiales dificultades educativas, o que se ubican en lugares o ámbitos de más difícil desempeño. En suma, hablamos de igualdad de oportunidades para acceder a una educación de calidad.



   (Publicado en el semanario La Verdad el 14 de junio de 2024)

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