CONSEJOS EDUCATIVOS DURANTE LA ADOLESCENCIA
(CONTINUACIÓN)
Venimos ofreciendo algunas pautas educativas para la educación de los adolescentes. Añadimos algunos consejos más.
· No se puede educar sin establecer normas. Estas han de llevar poco a poco a los hábitos y a los criterios. Conviene distinguir entre las normas fundamentales, que a todos nos obligan (también al educador), y las secundarias, acerca de las que, llegada la adolescencia, podemos negociar de acuerdo con el grado de responsabilidad mostrado y con las circunstancias.
Adolescentes ensimismados que han pasado por una infancia en la que los adultos no han sabido, no han querido o no han podido poner límite a sus deseos y caprichos, son fuente de tensiones, inestabilidad, reacciones agresivas o cerrazón. Acaban llegando a esta época crucial de la vida sin valores humanos y sin la autodisciplina necesaria para la madurez, esa calidad humana que se proyecta en beneficio de los demás y conduce a una vida lograda.
· Los padres deben anticiparse a la elección de amistades, procurando que desde un tiempo antes frecuenten ambientes conocidos y de confianza, aunque luego haya que respetar la elección de amigos propiamente dicha -a no ser que se aprecien inconvenientes notables, en cuyo caso hay que actuar drástica y prontamente-.
Los amigos juegan un papel muy importante en este momento. Por ello los padres deben aconsejar a sus hijos en el tema de la amistad. Es bueno ofrecer criterios acerca de lo que debe ser la amistad, de lo que debe esperarse de un amigo leal y verdadero, y de cómo llegar a serlo. Esta labor se facilita si la casa está abierta desde siempre a los amigos de los hijos. Si apreciamos que su influencia es negativa, hemos de prohibir cuanto antes que mantengan esa amistad. Es preciso advertir que aquí no hemos de juzgar a nadie sólo por intuiciones, gustos personales o por antipatías, sino con datos y razones bien fundadas, puesto que la amistad es uno de los valores fundamentales del adolescente.
· Particularmente en la adolescencia media, conviene que padres y educadores fomentemos siempre el optimismo en el joven, que aprenda a ver lo positivo en las situaciones adversas o en los contratiempos, que le transmitamos nuestra confianza en que es capaz de hacer muchas cosas valiosas, a pesar de fallos o de errores; que le impulsemos a la forja de un carácter franco y amable que le haga digno de la confianza ajena, que invitemos a la generosidad y a los nobles ideales. La rebeldía agresiva, si se produce, no se corregirá con autoritarismo sino con paciencia (mucha paciencia), calma, algo de humor y a la vez con una firme coherencia.
· Es bueno, por ejemplo, que se proponga cada día hacer algo por los demás de manera desinteresada, dejar este mundo mejor de lo que lo ha encontrado, aunque ello suponga sacrificio. Que oriente su rebeldía hacia objetivos, causas e ideales valiosos.
Ayudará a esto el sano influjo de un ambiente juvenil donde esto se practique de forma habitual y en el que se le ofrezcan modelos y referentes de conducta, a la vez que un sentimiento de pertenencia y de identificación que le dé seguridad. Los padres deben colaborar para encontrar ambientes sanos donde se puedan integrar sus hijos preadolescentes. Dichos ambientes son fundamentales a la hora de ocupar el tiempo libre de forma adecuada e incluso formativa.
(Publicado en el semanario La Verdad el 28 de noviembre de 2025)