sábado, 10 de junio de 2023

REPENSANDO LA EDUCACIÓN (71)

FORMANDO LA CONCIENCIA MORAL (II)

 


Es de suma importancia fomentar cuidadosamente el sentido crítico de niños y jóvenes, y en particular su conciencia moral. Se trata de enseñar a pensar y vivir con madurez y en libertad, siguiendo como pauta fundamental la orientación al bien, sabiendo además que los medios de difusión de las noticias y las ideas han adquirido una fuerza de penetración tan apremiante. 

Saber leer críticamente el titular de una noticia, juzgar una película, criticar un espectáculo, saber, en una palabra, conservar el dominio del juicio y de los propios sentimientos contra todo cuanto tiende a despersonalizarnos, se ha convertido en una exigencia de nuestro tiempo. Y por supuesto la conducción de la propia vida y la relación y el trato con las demás personas.

En los primeros años las figuras de apego y de referencia, sobre todo con el afecto, la escucha, el ejemplo y el consejo, son las que ofrecen pautas de comportamiento a los más pequeños. La primera pauta, lógicamente, es “obedecer a los mayores…”

Al llegar a los 6 ó 7 años, con el “uso de razón”, el niño (la niña) descubre que es libre y nota la ‘llamada del bien', de modo que se crea en él una notable necesidad de atenerse a lo moral, una especie de sentido de la justicia que empieza a iluminar la conciencia moral y favorece una primera adquisición del criterio propio. Es muy oportuno por ejemplo, leer juntos cuentos o narraciones y luego comentar con ellos acciones y actitudes de los personajes, haciéndoles ver las diferencias entre el bien y el mal.

Entre los 9 y los 12 años se inicia un interés por verdades profundas, relativas al sentido de la vida, por lo que es correcto moralmente y lo que no. Ya son capaces de ponerse en lugar de otro. Si queremos ayudar al desarrollo de la conciencia moral y de una personalidad equilibrada hemos de ayudarles en estos años en la adquisición de criterios. ¿Cómo hacerlo?, con ocasión de ciertos comportamientos, sin agobiar, más bien atendiendo a las circunstancias, ayudando a reflexionar con ejemplos…:

- Cuando dices que una película (o un cuento, una historia…) te gusta, ¿qué quieres decir exactamente?, ¿por qué te gusta?, ¿qué personaje es tu favorito y por qué?...

- Si no te gusta hacer algo, porque te cuesta o porque no tienes ganas, por ejemplo ordenar tus juguetes y tus cosas, ¿es suficiente razón para pensar que eso es malo? ¿Qué pasaría si nadie hiciera cosas que son necesarias (hacer la comida, lavar la ropa, fregar los cubiertos, limpiar las habitaciones, otros trabajos…)?

- Si alguien prefiere las manzanas a las naranjas ¿significa que las manzanas son mejores que las naranjas?

- Y cuando te apetece hacer algo, por ejemplo quitarle a tu hermana su estuche de pinturas para usarlo tú, ¿eso significa que es bueno? ¿Y si es ella la que te quita a ti el tuyo? Si a mucha gente le gusta algo, por ejemplo insultar o mentir, ¿eso lo hace bueno?... 

- A veces dices que te gusta ayudar a personas que tienen alguna necesidad, ¿por qué? 

Estas u otras muchas preguntas similares, en esas edades, pueden ayudar a descubrir el camino que conduce al bien. Hemos de facilitar que se mueva libremente hacia el bien: "hacer las cosas porque entiendo que son buenas", no porque me apetecen o las hacen los demás. 

    (Publicado en el semanario La Verdad el 9 de junio de 2023)

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