En
las charlas que prodigan los y las expertas feministas, se suele reprochar el
machismo de Santo Tomás de Aquino, como ejemplo elocuente de la teología
católica y de su desprecio hacia la mujer. Conozco directamente algún caso. En concreto, suele atribuirse una
frase a Santo Tomás: “La mujer es defectuosa y malnacida”.
Analicemos el
asunto, con ayuda de un artículo vibrante y lúcido de Pato Acevedo, en su Blog La esfera y la cruz.
En la Suma Teológica, en la cuestión 92, art.
1, de la primera parte, titulado “el origen de la mujer", Tomás se
pregunta: “Al producir (Dios) las primeras cosas, ¿debió o no debió ser hecha la mujer?".
Para los que no
conocen la estructura de la Summa,
conviene anotar que cada tema que explora Tomás de Aquino en esta obra comienza
listando las objeciones a la posición ortodoxa, luego se agrega un argumento de
autoridad, después viene la respuesta de Santo Tomás al tema, y termina
replicando a cada una de las objeciones.
En este caso, la
primera objeción a que la mujer haya sido hecha junto con las primeras
cosas, se toma de Aristóteles, que, como es sabido, es una de las grandes
influencias del Santo:
“1. Dice el
Filósofo en el libro De la
generación de los animales: La mujer es un varón frustrado. Pero en la
primera creación de las cosas no era conveniente que hubiera nada frustrado ni
imperfecto. Por lo tanto, en la primera institución de las cosas no debió ser
hecha la mujer.”
Por esta cita de
Aristóteles, puede entreverse que la idea de la inferioridad de la mujer no
proviene del cristianismo, sino que se remonta a los griegos, y no a
cualquiera, sino al máximo representante de la filosofía clásica. En la
respuesta a esta objeción encontramos un párrafo que suelen citar los
detractores de Tomás de Aquino, tergiversando bastante las palabras por lo
demás. Respondiendo a Aristóteles, Tomás dice exactamente:
“1. Considerada en relación con la naturaleza
particular, la mujer es algo imperfecto y ocasional. Porque la potencia
activa que reside en el semen del varón tiende a producir algo semejante a sí
mismo en el género masculino. Que nazca mujer se debe a la debilidad de la
potencia activa, o bien a la mala disposición de la materia, o también a algún
cambio producido por un agente extrínseco, por ejemplo los vientos australes,
que son húmedos, como se dice en el libro De la generación de los
animales.
Pero si
consideramos a la mujer en relación con toda la naturaleza, no es algo
ocasional, sino algo establecido por la naturaleza para la generación. La
intención de toda la naturaleza depende de Dios, autor de la misma, quien al
producirla no sólo produjo al hombre, sino también a la mujer.”
La clave para
entender este párrafo se encuentra en reconocer que al escribir esto, Santo
Tomás no está expresando un juicio religioso o de valor acerca de las mujeres,
sino solamente constatando lo que
pasaba por “hecho científico” en su época. Esto se confirma con la frase
con que concluye esta explicación: “como se dice en el libro De la
generación de los animales“.
En efecto, Tomás tiende
siempre a escuchar lo que la razón dice acerca de los temas que trata. En este
caso, la máxima autoridad científica del momento era a sus ojos Aristóteles. No
debe extrañar que el enfoque de diversos temas se vea condicionado por el modo
de tratarlos el filósofo griego. Llama la atención cómo de todos modos, la docrina cristiana -en la misma pluma del aquinate- a menudo reclama una revisión de ciertas concepciones científicas de aquella época.
Para entender de qué
hablamos aquí, debemos recordar que en 1672 el anatomista (católico) holandés R.
de Graaf postuló la existencia de los óvulos y su
participación en el proceso reproductivo de los mamíferos, gracias a la invención
a inicios del S. XVII del microscopio. Hasta esa época (cuatro siglos después de Santo Tomás) eran pocos los hechos claros acerca de la reproducción humana, y en cambio el proceso
generativo de las plantas era ampliamente conocido y tomado como referencia.
En este contexto, no
es de extrañar que la forma más natural
de explicar la generación se sirviera de los vegetales, y así
entendieran que, para producir un nuevo ser humano, la semilla del hombre debía
encontrar un “suelo fértil” en el cuerpo de la mujer. De ahí también que se
hable del hombre como “potencia activa” en el proceso.
Con esta idea en
mente volvamos a repasar el párrafo, cuando dice:
“Porque la potencia activa que reside en
el semen del varón tiende a producir algo semejante a sí mismo en el género
masculino.” La lógica es simple: si
planto una pepita de manzana, me sale un manzano; si un hueso de aceituna, un
olivo; y si una semilla de hombre, un hombre. Pero a veces nace una mujer… La respuesta que ellos daban es que
hubo un defecto en el proceso y por eso no resultó un hombre, sino una mujer. O
dicho de otro modo: Que nazca mujer se
debe a la debilidad de la potencia activa, o bien a la mala disposición de la
materia, o también a algún cambio producido por un agente extrínseco, “por
ejemplo los vientos australes, que son húmedos”. Lo que hace Santo Tomás no es emitir una tesis
religiosa, sino enunciar un hecho científico errado.
Pero seguidamente,
Santo Tomás repudia que esta conclusión científica tenga aplicación ante los
ojos de Dios, cuando agrega:
“Pero si
consideramos a la mujer en relación con toda la naturaleza, no es algo
ocasional, sino algo establecido por la naturaleza para la generación. La
intención de toda la naturaleza depende de Dios, autor de la misma, quien al
producirla no sólo produjo al hombre, sino también a la mujer.”
Es decir, que Tomás pone a hombre y mujer en pie de igualdad, a pesar de la
opinión de los científicos. Pero quizás venga bien, para hacer justicia al
pensador medieval, reproducir lo que unas líneas más adelante escribe acerca de
“si la mujer debió ser formada de una costilla del varón”. Responde así:
“Fue conveniente que
la mujer fuese formada del varón. Primeramente, para significar que entre ambos
debe darse un vínculo social. La mujer no debe “dominar sobre el varón”, en
frase del Apóstol (San Pablo); por lo cual no fue formada de la cabeza. Ni
tampoco debe el varón despreciarla como si le estuviera sometida servilmente, y
por ello no fue formada de los pies. En segundo lugar, por razón del
sacramento; pues del costado de Cristo muerto en la cruz brotaron los
sacramentos, esto es, la sangre y el agua, mediante los cuales fue instituida la
Iglesia.”
La rica acumulación de imágenes para venir a afirmar que la
mujer es semejante al varón, ni superior ni inferior, sugiere la igual dignidad
esencial y naturaleza de ambos en el pensamiento de Tomás de Aquino. El segundo
argumento, de índole estrictamente teológica, pone de manifiesto la raíz y la vocación
de ambos, mujer y varón, a constituir la unidad de un mismo 'cuerpo' completo
basada en el amor de entrega de Cristo por su Iglesia y, de manera similar, del
hombre por la mujer en la unidad del matrimonio.
Podrán o no compartirse este argumento y esta visión. Pero lo
que no deben en manera alguna es desfigurarse.
1 comentario:
Wuauuuu....un millon de gracias por esta aclaracion sobre feminismo desde santo tomas....increible,pero cierto, casi todo el mundo que suele sacarme este tema,por lo general no son creyentes ni conocen las escrituras, pero afirman rotunda y despectivamente el caracter machista de Dios al crear al hombre y a la mujer....teniendo este " conocimiento" negativo ya no " necesitan ni desean ni quieren saber mas de Dios....gracias nuevamente .utilizare este articulo como referente.
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