ADOLESCENCIA (VII): TEMPORALIZACIÓN
De modo orientativo se suelen señalar tres fases a lo largo de la adolescencia que, sin embargo, no han de tomarse estrictamente. Caben excepciones y, como ya se ha apuntado, es frecuente que el periodo de la adolescencia media se prolongue en algunas personas a pesar del transcurso de los años.
1) La pubertad, o adolescencia inicial. En los chicos suele coincidir con el periodo de 12-14 años y en las chicas, que inician su desarrollo un año antes, con el de los 11-13 años. Aparecen los caracteres sexuales secundarios y la aptitud para la procreación. Estos cambios suscitan cierto desequilibrio; el púber se siente sorprendido o expectante ante los cambios en su cuerpo y en su forma de ser. La imaginación y la sensibilidad suscitan reacciones emocionales primarias y una inestabilidad afectiva. Pesan más los deseos que los esfuerzos. Suele producirse un distanciamiento de la familia en beneficio del grupo de iguales.
2) La adolescencia propiamente dicha o adolescencia media. En los chicos suele discurrir entre los 14 y 16 años y en las chicas entre los 13 y los 15. Pesan aquí más los cambios psíquicos que los físicos. Aparece el pensamiento formal, abstracto, que permite pensar por sí mismo y ganar en independencia de criterio y en autonomía personal. Del despertar del yo se pasa al descubrimiento consciente del yo.
El adolescente -él y ella- es propenso a cierto narcisismo, manifestado en el deseo de caer bien, la preocupación por el propio aspecto... Busca satisfacciones placenteras más bien inmediatas: pasarlo bien, sentirse a gusto, disfrutar, probar y experimentar sensaciones de agrado.... Es una forma de caminar en el autoconocimiento, de buscar aprecio y seguridad afectiva. Se pasa, con altibajos, de una moral heterónoma –que secunda criterios ajenos- a una moral autónoma –que construye y asume criterios de conducta propios-, y del predominio de sentimientos inestables al deseo sincero –aunque no siempre clarividente- de amistad y de amor. Tiende a ser muy crítico, en especial con los adultos más próximos, inconformista y a veces agresivo. Se siente inseguro y necesita ser comprendido, compartir sus deseos, ilusiones y fracasos. La influencia de los amigos suele ser decisiva. Defiende celosamente su intimidad y no tolera intromisiones, sobre todo de los padres.
3) La edad juvenil o adolescencia superior, entre los 17 y los 20 años en los chicos, y entre los 16 y los 20 en las chicas. En las sociedades del bienestar esta fase tiende a retrasarse con frecuencia. A menudo encontramos “adolescentes” de 30 o 40 años...
Se va recuperando el equilibrio emocional perdido y se equilibra también el desfase que existía en el ritmo de desarrollo entre el varón y la mujer. El joven -él y ella- suele ponerse con más facilidad “en el lugar otros” y empieza a comprenderse mejor. Suele buscar ideales nobles y concretos. Es una edad de elecciones en el terreno del estudio, la amistad, el trabajo y el amor. Se pasa de una reflexión centrada obstinadamente en sí mismo a una reflexión más orientada por valores y el sentido de la vida –no solo de su vida-. Madura el carácter y se valoran los principios éticos.
No obstante, es preciso advertir que a esta última fase sólo puede llegarse normalmente pasando por las anteriores, es decir, aprendiendo de la propia experiencia. En el desarrollo personal no suele haber atajos.
(Publicado en el semanario La Verdad el 7 de noviembre de 2025)
